Una semana

Parece que fue ayer cuando empezamos a conocer el proyecto que se llama Futboling. Y hace ya una semana que se presentó a los medios. Tantos nervios, tantas ilusiones de meses haciendo «campaña», casi casi persiguiendo a los conocidos y lanzando el anzuelo para que se unieran a una causa sin saber lo que era. ¿Qué sacas de ello?¿Te pagan? Creo que es la frase que más he oído ante esta propuesta. ¿Qué saco de ello? Un valor intangible, conocer a un grupo humano que, de otro modo, ni se hubiera reunido. Un grupo humano excepcional, de soñadores en este país de dormidos. ¿Me pagan? Mi cuenta bancaria no se mueve; pero mi cuenta de amigos, de momentos disfrutados, de experiencias que te llenan el alma… esa claro que ha notado la marea naranja. Y que siga. Porque, el día que midamos nuestra vida por la cuenta bancaria, el ser humano habrá pasado de ser y de humanidad. ¿Por qué? Porque si sólo tenemos un valor monetario, el mundo se divide entre la gente que cuenta, la que cotiza y la gente que no vale, que hace cola en la oficina del INEM cada 3 meses. Y no es así. Bastante duro es estar sin trabajo como para basarlo todo en el dinero. Tanto para los que tienen sueldo como para los que ven pasar las horas, los días tienen 24 horas. Y nosotros decidimos cómo empleamos ese tiempo. Lo que para algunos es una locura o una pérdida de tiempo, para otros puede ser una agarradera para subir al Everest.

En la presentación, en un antiguo garaje, nos encontramos y nos reconocimos. Algunos ya habíamos estado en una reunión anterior; pero es diferente conocerse a reconocerse con un sólo encuentro. Y allí, nos reconocimos. No se puede decir que seamos amigos del alma; pero sí que nos une una manera de entender la vida que merece la pena. Y cada uno con lo nuestro. Que si todos jugamos de delanteros, ¡nos vamos a llevar una goleada! Jugar en equipo, dándose cuenta que cada posición es importante. ¿Puede funcionar un equipo de fútbol con 11 Messi, Ronaldo u 11 Casillas? No, es mejor poner nuestro talento a favor del grupo. Algunos serán expertos tiradores de sidra, otros con el ordenador hacer maravillas, otros hacen del uso del lenguaje un arte y otros, simplemente son geniales. Cada uno con su talento, haciéndolo fructificar más allá del interés personal. Sin ser ni más ni menos. Eso sí, haciendo las cosas con inteligencia, con fuerza, con recursos y sobre todo con corazón. Sí, eso que parece que nos quitamos cuando hablamos de trabajo. Un gran error, por cierto. Porque no hay nadie más profesional que aquel que hace suyos los objetivos del proyecto en el que trabaja, el que apuesta por lo que hace con todo su ser. Se nota mucho la diferencia. El que trabaja sólo con cabeza, termina quemándose, quien cree en lo que hace, poniendo el corazón, gana experiencias y disfruta del momento. Quien lo ha vivido sabe diferenciarlo. Porque a las empresas se les puede sacar algo más que conocidos y dinero. Si no es un lugar de crecimiento personal ¿para qué valen?

Hacer de algo de siempre, un instrumento para hacer algo más. Hacer de lo corriente algo extraordinario. Ésa es la idea que late debajo de un futboling. Sé lo que hay debajo, que cómo se puede ver en la foto, tuve el honor de ser la primera en pasar. Y a mucha honra. No me gusta perder ni a las canicas, y no es falsa humildad. No me sentí humillada por hacerlo. Sino que fue divertido ver los entresijos. También es cierto que el suelo estaba más limpio de lo que sería en un bar. No lo podemos hacer todo perfecto. No se nos pide eso, sino que nos esforcemos en lo que podemos. Y eso sí que está al alcance de todos. No depende todo de nuestra voluntad, afortunadamente. No cambio todas las risas de ese momento por haber ganado. Mentalidad humana, que no debemos nunca perder. Hacer las cosas en primera persona, implicarse de verdad.

Hace una semana de la presentación. El mundo sigue girando, las historias y las noticias siguen su curso. Puede parecer que nada ha cambiado. Pero sí que lo ha hecho. Las ilusiones nunca caen en saco roto. Y más de uno estamos deseando volver a reunirnos, disfrutar de una partida de futboling y saber que vivimos y eso es el mayor regalo de todos. Si os encontrais con una de esas máquinas naranjas, negras o blancas, no lo dudéis y probar a echar una partida. Es toda una experiencia. Tecnología y tradición. Nuevos sonidos, nueva conectividad, algo más que un lavado de cara. Una nueva forma de entender nuestras acciones. Merece la pena probar otras opciones.

Os dejo con el vídeo de este proyecto:

2 respuestas a “Una semana”

  1. Muy buena la descripción de lo que es y lo que ha supuesto Futboling. Deseando un nuevo reencuentro. El próximo en tierras extremeñas. =D

    1. Marea naranja en movimiento… por supuesto 🙂

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